No ha habido intervención alguna del papa Francisco en Río de Janeiro que no haya escondido una carga de profundidad.

Durante un encuentro con la clase dirigente de Brasil, Jorge Mario Bergoglio reivindicó el sentido ético y el diálogo constructivo como herramientas principales de la política:
“Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: diálogo, diálogo y diálogo”.
“Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: diálogo, diálogo y diálogo”.
Después de insistir en la responsabilidad social de los gobernantes, el jefe de la Iglesia católica sorprendió al defender con nitidez el Estado laico:
“La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad”.
Pablo Ordaz, El País, 27/07/2013
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